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  • Foto del escritorEva JMC

Espada Inquebrantable - CAPITULO II


El Rey sabía que a Jo Yeong no le agradaba para nada la primera ministra Koo, así que no iba a dejar que se escapara mientras que a él le tocaba recibirla.


Lee Gon observa la cara seria de Jo Yeong y sonríe.


'Jo Yeong, tú también vas a sufrir lo mismo que yo soportando a esa mujer aquí. Tu la dejaste entrar. Cosechas lo que siembras'.


Esos eran los pensamientos de Lee Gon.


En ese momento se escucharon pasos con el sonido distintivo de tacones altos. La puerta se abrió y entró una guapa mujer con un hermoso vestido rojo.


Jo Yeong la miró y no pudo evitar pensar que ella Siempre se viste elegantemente para impresionar al Rey. Quizás, si no fuera tan ambiciosa lo lograría.


La primera Ministra Koo miró al Rey sentado en el escritorio con una pequeña e insinuante sonrisa. Hizo una reverencia y dijo:


"Sabía que no podía rechazar verme por siempre, su Majestad".


Su suave voz sonó en la sala mientras tomaba asiento frente a Lee Gon.


"Ya que vino aquí sin previo aviso, no tengo más remedio que recibirla".


Lee Gon solo la miró de manera condescendiente y mostró una sonrisa educada.


La Primera Ministra Koo solo siguió sonriendo.


"Estaba ocupado en algo muy importante pero, como mi educación dicta, no puedo despacharte sin saber el motivo de tu visita al palacio. Habíamos acordado que los informes me los debía enviar por escrito". Continuó Lee Gon.


"En realidad, me pareció muy extraño no haber tenido problemas para entrar al palacio. Solo la revisión de rutina y listo". Dijo la primera ministra.


Al escuchar esto Lee Gon le dio una mirada de reojo a Jo Yeong.


"Si. Mi seguridad está un poco floja estos días. Alguien recibirá un castigo".


Jo Yeong no pudo evitar que un lado de su ceja se levantara en modo de respuesta.


"Entonces, Dígame ¿Que la trae por aquí?". El Rey volvió su mirada a la primera ministra Koo.


"Su Majestad, vine a recordarle que es muy importante su presencia en la reunión que tendremos mañana con el primer ministro de Japón sobre el nuevo tratado de exportaciones de minerales con ese País. Todos los ministros y la prensa estarán allí. Esperamos contar con su respaldo". Dijo la primera ministra Koo con una sonrisa.


"Eso era algo que le podías decir a la secretaria Mo". Le respondió Lee Gon. "¿Algo más?.


"Si. De hecho, quería pedirle que tuviera la amabilidad de que al terminar la reunión dejara que las cámaras nos enfoquen juntos por unos momentos".


'Y aquí está la verdadera razón de su visita'. Pensó Jo Yeong con ganas de rodar los ojos.


"¿Es todo?".


Respondió Lee Gon mientras se levantaba de su asiento y se colocaba al lado del escritorio.


La primera ministra Koo entendió la indirecta y también procedió a levantarse.


"Si, su Majestad. Sólo quería asegurarme de que todo saliera a la perfección".


Al terminar de decir esto, ella rozó la manga del Hanbok del Rey con la punta de su dedo en modo de despedida.


Lee Gon reaccionó rápido y apartó la mano con educación.


"Entonces, hasta mañana primera ministra".


Y con eso Lee Gon la despachó.


La primera ministra Koo hizo una reverencia y se retiró de la sala con sus pasos elegantes.


Al escuchar el sonido de la puerta cerrándose, Lee Gon volvió a sentarse soltando un suspiro con pesar. Volteó su cuerpo a un lado en la silla y miró a Jo Yeong quien seguía parado en el mismo sitio.


"Ya se fue. Puedes dejar de estar tan callado". Le dijo Lee Gon.


Jo Yeong suspiró.


"Se pone más atrevida con el tiempo. Quiere ser su esposa a toda costa".


"Ella solo quiere poder y la seguridad que le daría mi trono. No es amor ni nada parecido". Le dijo Lee Gon.


"Además, tú la dejaste entrar esta vez. Tuve que soportar su acoso por tu culpa." Continuó Lee Gon acusándolo. "Ahora tengo que pensar en un castigo apropiado para ti". Dijo mostrándo una sonrisa de satisfacción.


Jo Yeong no pudo evitar rodar los ojos frente al Rey.


"Dejaste que te tocara. No parecías muy molesto".


Después de decir esto último, Jo Yeong solo quería que lo partiera un rayo.


Se escuchó como alguien celoso. No debió decir eso.


Cuando estaba a punto de desviar el tema, Lee Gon se levantó de la silla y se puso frente a él.


Jo Yeong es unos centímetros más bajo que el Rey, así que igual tuvo que levantar un poco la cabeza para mirarlo.


Esos hermosos ojos tenían una mirada penetrante, de cierta manera amenazadora. Pero, siempre tenían ese brillo de picardia y astucia. Jo Yeong solo puede aguantar allí, mirando fijamente a Lee Gon sin demostrar cuanto lo está afectando esta cercanía.


Por otro lado, Lee Gon pensaba: 'Es tan lindo cuando está incómodo'. Con una sonrisa de medio lado mientras lo observaba.


"Mi querido Yeong..."


Tocaron la puerta. Interrumpiendo lo que iba a decir. Lee Gon se separó de un aliviado Jo Yeong.


Entró la señora Noh acompañada de la secretaria Mo.


Jo Yeong aprovechó este momento para llamar por su auricular a sus compañeros de seguridad mientras se dirigía a la puerta de la sala para escapar.


Necesitaba aire.


Lee Gon lo vio salir con pasos firmes y hombros tensos. Suspirando en sus adentros. Siente que su amigo se comporta extraño muchas veces. Él siempre ha sido serio y es muy meticuloso con su seguridad pero, últimamente lo ha notado más tenso y más cuidadoso con las palabras que dice en su presencia. Es como si en realidad se sintiera incómodo cuando están solos.


"Su Majestad, la reunión de mañana...".


La secretaria Mo empezó a darle un informe detallado al Rey, sacándolo de sus pensamientos.


"Si, te escucho".


Mientras tanto, al otro lado de la puerta.


Jo Yeong después de escuchar a todos sus compañeros decir que todo estaba bien en el palacio y que la primera ministra ya se había ido, pudo soltar un poco de aire para relajarse.


¿Qué le estaba pasando?


¿Como se le ocurre decirle algo así al Rey? ¿Con qué derecho?


Conociendo a Lee Gon lo tomará como un juego. Nada en serio ¿Cierto?


A veces, solo a veces, cuando lo tiene tan cerca, Jo Yeong puede creer que Lee Gon ve a través de él. Que puede ver todo lo que hay en su interior. Que puede observar lo desviado que está. Es suamigo y lo está traicionando. Cada vez es más difícil interactuar con él sin que su rostro y sus acciones lo delaten.


Esa última frase estuvo demás y sin saber que era lo que Lee Gon iba a responder a eso.


Jo Yeong siente que no tiene paz.


"Soy un desastre".




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