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  • Foto del escritorEva JMC

Espada Inquebrantable - CAPÍTULO IV



Muy temprano, a mañana siguiente, Jo Yeong iba camino al palacio mientras pedía el informe nocturno a los guardias de seguridad que se quedaron al cuidado de éste. Escuchó a sus compañeros decir que todo estaba tranquilo y que el Rey aún permanecía en su habitación.


Al entrar al palacio se encontró con la señora Noh.


"Yeong, ¿acaso le dijiste al Rey donde estaba mi último escondite de talismanes?" preguntó ella.


La señora Noh fue directo al punto y Jo Yeong se sintió un poco sorprendido por su pregunta, imaginándose lo que había pasado.


"Señora Noh, yo no le dije nada al Rey". Respondió con una sonrisa condescendiente.


Jo Yeong hizo una pausa.


"Él lo descubrió, ¿cierto?"


La señora Noh soltó un suspiro de resignación.


"Hace unos momentos entré en su habitación para asegurarme de que el Rey ya estaba despierto. Al acercarme a su cama vi en su mesa de noche uno de mis talismanes. Fui a la columna donde lo había puesto y comprobé que ese era el talismán que estaba escondido allí porque ya no estaba donde lo había dejado".


La señora Noh arrugó sus labios.


"Supuse que tu le habías dicho algo. ¡Ay! ese muchacho no agradece que solo quiero ayudarlo. Ya es hora de que consiga una esposa".


Jo Yeong volvió a sonreír y miró a la señora Noh con cariño, mientras se inclinaba un poco para colocar una mano en su hombro y consolarla.


"Señora Noh, el Rey sabe que usted lo quiere ayudar. Solo se divierte al descubrir sus escondites. Es un pasatiempo para él".


Jo Yeong volvió a poner su espalda recta, arreglando su chaqueta de cuello alto.


"Voy a entrar".


Estaba apunto de abrir la puerta de la habitación de Lee Gon, cuando escuchó a la señora Noh decir:


"Oh, si. Él está en la ducha. Dile que se apresure o se le hará tarde".


Con esto, Jo Yeong entró en la habitación del Rey.


Cerró la puerta y respiró hondo. Este lugar estaba impregnado de la esencia de Lee Gon. Su gran cama estaba aún desordenada y una almohada yacía en el suelo.


Jo Yeong se dirigió hacia el baño, abrió la puerta y lo primero que pudo sentir fue el tibio vapor de la ducha, seguido del sonido del agua cayendo. Se podía ver la alta sombra del hombre a través del vidrio empañado por la humedad.


Que buena manera de empezar el día, Yeong...


Mientras pensaba en esto, Lee Gon cerró el agua de la ducha. Abrió un poco la puerta para sacar una mano mojada y tomar la toalla que estaba colgada a un lado.


Jo Yeong se quedó parado en el mismo sitio y se preparó mentalmente para lo que venía.


Lee Gon por fin salió de la ducha mientras se ataba el cinturón de la bata de baño. Levantó la cabeza para soltar un jadeo de sorpresa.


"¡Mierda, Yeong!".


Gritó, poniendo una mano en su pecho mojado mientras pasaba el susto. Pensaba que estaba solo en el baño.


"¡Yeong! Me asustaste. Joder".


Lee Gon pasó frente a él sacudiendo su cabello húmedo con frustración. Se paró frente al espejo y lo limpió con su mano para poder verse en él.


Jo Yeong aún estaba detrás del Rey, viendo su ancha espalda y rectos hombros ocultos por la bata de baño. No se quejaba porque pudo obtener una buena vista de las gotas de agua que rodaban por su pecho. Ahora estaba viendo el firme trasero y las largas piernas de Lee Gon de forma descarada.


'Tan masculino'. Pensaba Jo Yeong.


Todo esto lo hacía gracias a que llevaba puesto los lentes oscuros, así el Rey no podía ver el deseo brillando en sus ojos.


"Vine a informarte que debes apresurarte o llegarás tarde". Dijo dándole unos golpecitos a su propio reloj mostrándole la hora al Rey.


Lee Gon se volteó para enfrentarse a Jo Yeong.


"Eres tan sigiloso. Avísame la próxima vez que entres a mi baño. Es una orden, y... ".


Lee Gon arrugó las cejas.


"¡¿Qué haces con esos lentes puestos si estás lejos del sol?!".


"No dormí mucho, aun tengo sueño". Dijo Jo Yeong rápidamente.


"Bueno, anda a descansar a mi cama mientras me termino de vestir. Fuera de aquí". Le ordenó Lee Gon.


"No voy a acostarme en tu cama".


"Termina de salir o quizás puedas ver algo que te quite el sueño por las noches". Cambió su tono acusatorio por uno juguetón mientras mostraba una sonrisa de medio lado.


Jo Yeong le rodó los ojos aunque el Rey no podía verlos.


"¿Hay algo que ver?". Dijo mientras se daba la vuelta y salía del baño.


"¡Tú! ...".


Lee Gon se quedó solo en el baño con la palabra en la boca.


Jo Yeong salió de la habitación porque temía que el Rey lo siguiera para bromear un poco más con él.


Sabía que el Rey tenía una buena constitución física, era un excelente espadachín y un gran deportista.


Si, había mucho que ver y Jo Yeong se moría de ganas por ver absolutamente todo.


Parado en la puerta de la habitación, estaba haciendo todo lo posible por apagar el fuego que sentía en su pecho y en una parte oculta más hacia el sur de su cuerpo.


Con disimulo se acomodó esa parte de su anatomía bajo el pantalón mientras trataba de recuperar el control de sí mismo.


Sabía que en este momento sus orejas estaban rojas.


"Yeong. ¡Controlate!".


Se regañaba en silencio. No puede tener una erección a primera hora de la mañana en su trabajo.


'Eres patético, Yeong'.


Pensó con frustración.


"Pero... Él me encanta".


Sonrió con resignación.



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