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  • Foto del escritorEva JMC

Espada Inquebrantable - CAPITULO I

Actualizado: 29 ene 2021



Sinopsis


» Emperador Lee Gon.


Aún tengo grabada en mi memoria el día en que mi mundo se derrumbó. El día en que asesinaron a mi padre y también fue el día en que intentaron matarme.

La cicatriz en mi cuello me recuerda a diario lo que perdí y también lo que gané.

Me convertí en Rey y también gane a un amigo.

Yo era un niño cuando conocí el verdadero dolor de la pérdida, no dejaba de llorar en el suelo frío, hasta que vi frente a mí unos zapatos pequeños. Esos zapatos pertenecían a otro niño, me miró y me ofreció algo de comer. Ese niño estiró su pequeña mano hacia mí y desde allí mi vida cambió totalmente.

Su trabajo es protegerme, él es mi guardián y mi mejor amigo.

Yo soy, el Rey del Reino de Corea.

» Capitán Jo Yeong.


Estoy en todos los lugares en los que él está. Me formé para defenderlo y protegerlo.

Lo conozco desde niño.

Soy el único que sabe como luce su rostro cuando está realmente feliz y cuando derrama lágrimas.

Sé que odia que otras personas lo toquen.

Sé todo sobre él, es mi trabajo saberlo.

Estoy entrenado para estar alerta en cada paso que él da, para caminar y combatir a su lado, para ocultar mis sentimientos sin demostrar ningún rastro de felicidad o incomodidad.

Yo soy La Espada Inquebrantable del Rey del Reino de Corea.



LOS PERSONAJES DE ESTA HISTORIA NO ME PERTENECEN. TOMADOS DE LA SERIE THE KING. ESTO SOLO LO HAGO POR DIVERSIÓN.


Aclaratoria:

Relación amorosa M/M

Escenas +18



Capitulo I


"Parece que estoy cumpliendo tu sueño".


Dijo Lee Gon con una pequeña sonrisa formándose a un lado de sus rígidos labios mientras permanecía inmóvil.


Jo Yeong está firmemente parado en la esquina de la gran habitación dándole al Rey una mirada interrogante cuando escuchó lo que dijo.


"Su majestad, ¿Cuál sueño?". Preguntó Jo Yeong con voz monótona y profunda.


"No moverme a ningún lado por un buen tiempo".


El Rey volvió a sonreír. Aunque su cuerpo estaba inmóvil, sus ojos brillantes, llenos de picardia y humor estaban dirigidos hacia Jo Yeon, quién sólo miró hacía otro lado mientras seguía parado en el mismo lugar, tratando de ignorar al Rey.


"Así, puedes mantenerme vigilado y no perderme de vista". Continuó Lee Gon.


El Rey acomoda su postura para mantener su espalda recta sin hacer grandes movimientos mientras fija su mirada al frente.


Jo Yeong entrecerró sus ojos mientras volvía a mirar al Rey con una mirada acusatoria. Dijo:


"Usted acostumbra a desaparecer my seguido, su majestad".


Lee Gon lo mira por el rabillo del ojo, preparándose para darle una respuesta ingeniosa. Pero, Jo Yeong es más rápido que él y dice:


"Es mi trabajo protegerlo. Usted solo hace las cosas más difíciles para mí".


A Lee Gon no le quedó más remedio que quedarse callado por unos momentos mientras pensaba en cómo hacer que el tiempo pasara volando. Seguir molestando a Jo Yeong para distraerse se le estaba haciendo un poco tedioso si no podía moverse.


Solo podía permanecer sentado con la espalda recta a esperar que el famoso pintor imperial terminara su retrato real.


Lee Gon tenía puesto el 'Hanbok de Reyes' de color rojo con dragones bordados en hilos de oro. En su cabeza llevaba una corona de oro, la cuál le daba una apariencia muy digna y regia.


Llevaba casi dos horas sentado en esa misma posición mientras el artista lo pintaba en el cuadro. No estaba cansado por estar sentado así tanto tiempo, solo estaba aburrido.


Así había pasado ésas casi dos horas molestando a Jo Yeong, quien permanecía parado en la esquina de la sala. No demostraba algún signo de aburrimiento o cansancio. Solo estaba allí, alerta a cualquier movimiento afuera y dentro de la habitación.


"Siempre tan rígido...". Pensó Lee Gon mientras lo observaba. "Tiene un rostro tan guapo... Es una lástima que siempre esté tan serio".


En ese momento se abrió la puerta de la sala, interrumpiendo así, los pensamientos de Lee Gon. Al escuchar los pasos acercándose, pudo ver por la esquina del ojo que se trataba de la señora Noh. Junto a ella venía la secretaria Mo.


La señora Noh es como una madre para Lee Gon. Ella lo cuidó y educó desde que era niño. Aún ahora, que él es todo un adulto, ella sigue cuidándolo y atendiéndolo como si fuera solo un infante necesitado.


Lo que no sabía Lee Gon es que la señora Noh al entrar pudo ver hacia donde estaba dirigida su mirada contemplativa. Ella sabe que el Rey tiene a Jo Yeong en su corazón desde niño, pues, es su único amigo. También sabe que el Capitán Jo Yeong daría su vida para proteger al Rey.


No es nada extraño que el Rey tenga buenos deseos para Jo Yeong, a quien ella también conoce desde niño.


La señora Noh y la secretaria Mo caminaron hasta donde estaba el Rey e hicieron una reverencia.


"Parece que está quedando muy bien, su Majestad". La señora Noh fue la primera en hablar.


"Ya casi está terminado". Dijo ella con una sonrisa.


"Espero que así sea". Dijo Lee Gon con cierto orgullo.


"Quiero que mi belleza quede plasmada en la historia de este Reino". Continuó con picardia solo para ver que Jo Yeong seguía ignorándolo.


Lee Gon rodó los ojos y volvió a mirar a las dos mujeres que estaban frente a él.


"¿Vienen a notificarme algo?". Preguntó Lee Gon con seriedad.


"Si, su majestad".


La secretaria Mo dio un paso adelante y habló de forma un poco apresurada y nerviosa.


"La Primera Ministra Koo llamó, está solicitando una reunión rápida con usted. Le he dicho que no está disponible, pero hace unos momentos nos avisaron de que ella ya llegó al palacio".


"¿Entró al palacio y nadie la detuvo? ¿Para que tengo guardias de seguridad si no pueden mantener a esa mujer al margen?". Preguntó Lee Gon con molestia.

Lee Gon suspiró.


"Continúa otro día". Le dijo al pintor, quitándose la corona y lo despachó.


Lee Gon por fin se pudo levantar. Esas dos horas se le hicieron eternas solo viendo al frente mientras el pintor hacia su trabajo. En su corazón sintió alivio de que esto haya sido interrumpido por el momento.


Ahora que el pintor se ha ido, el Rey fue hacia donde estaba parado Jo Yeong, mirándolo de manera inquisitiva mientras se acercaba con pasos elegantes y nada apresurados.


"¿Que está pasando con mi Espada Inquebrantable? ¿No sabias que ella había entrado al palacio mientras estabas aquí?". Le dijo Lee Gon con un tono de voz acusatorio mientras se acercaba a él.


"Lo sabía su Majestad. Sabía que ella venía 30 minutos antes de que su auto entrara en los límites del palacio". Jo Yeong respondió seriamente.


Lee Gon levantó una ceja.


"Lo sabías y no me lo dijiste". Siguió acercándose a él, tratando de ponerlo nervioso.

"Sabes que puedo mandar a decapitarte por esto?". Dijo suavizando su voz en la última oración.


Se detuvo a sólo dos pasos de distancia de Jo Yeong.

Jo Yeong levantó un poco la cabeza para mirar fijamente al Rey, quién tenía sus ojos puestos en él pero, Jo Yeong no demostró absolutamente ningún sentimiento. No habían nervios ni titubeos al responder nuevamente.


"Lo sabía, su Majestad".


Solo cuando Lee Gon estuvo lo suficientemente cerca de Jo Yeong, el Rey pudo ver que los ojos de su amigo tenían un brillo de astucia.


Descubrió que Jo Yeong había dejado pasar a la Primera Ministra Koo al palacio para salvarlo de estar otra hora más de aburrimiento en esa molesta posición.


Rescatado por Jo Yeong.


"Que perceptivo es...". Pensó Lee Gon.


Pero, ahora tenía que lidiar con la mujer que quería ponerle un anillo de matrimonio en su Real dedo.


Que caro le había salido este rescate.


Lee Gon sabía que nadie más podía ver su cara en este momento mientras estaba parado frente a Jo Yeong, así que le guiñó un ojo con coquetería y le dio una brillante sonrisa para que viera que él sabía por qué había hecho esto.


Por supuesto, no hubo ningún cambio en el rostro de Jo Yeong, lo que dejó al Rey decepcionado 'otra vez' y se dio la vuelta.


Lo que el Rey no sabía era que el corazón de Jo Yeong estaba latiendo muy rápido y que sentía cierto calor subiendo a sus orejas.


Lee Gon fue hacia donde estaban la señora Noh y la secretaria Mo. Juntando sus manos y con pesar dijo:


"Háganle pasar y déjennos".


Las despachó mientras tomaba asiento en su escritorio.


"Tú no".


Dijo Lee Gon cuando vio a Jo Yeong dándose la vuelta para salir de la sala y quedarse en la puerta.


"Te quedas conmigo".


Le dijo el Rey con una mirada penetrante.


Jo Yeong: "..."


Estos son los pequeños momentos, con pequeñas oraciones que hacen que Jo Yeong se quede sin palabras cada vez que el Rey le habla y lo mira de esa manera. Siente demasiadas cosas que son muy difíciles para él de asimilar y de aceptar.


Sabe que está mal, sabe que no debe tener pensamientos de ese tipo hacía su Rey, eso seria traición si en algún momento alguien se diera cuenta.


Pero, desde hace años en él vienen creciendo estos sentimientos que llenan de caos su mente y su corazón.


Al principio no los reconocía, pensaba que era algo pasajero, producto de la admiración y respeto hacia su Rey, pues, estaba con él a todas horas, todos los días, pero con el pasar de los años se dio cuenta de que ese sentimiento estaba asentándose cada vez más profundo en su corazón y que traía consigo deseos impropios.


Deseos que se hacían cada vez más difíciles de ocultar.


Cuando Lee Gon le hablaba y le miraba de esa manera, tenía que poner un esfuerzo sobrehumano para mantener los gestos de su rostro intactos y sin ningún cambio.

Cada vez era más difícil.


Por fuera, Jo Yeong era como un glaciar, hielo por todas partes. Pero, por dentro era, en realidad, como un volcán a punto de hacer erupción de la manera más aparatosa del mundo.


Tenía que controlarse.


Él era su Rey.


Tenía que vivir con ésto y tenía que mantener esos deseos en el fondo de su corazón por siempre. No había otra salida. Ni en sus sueños puede imaginar que Lee Gon se enterara de todo lo que siente por él.


"Lo de mandarme a decapitar ya no sería una broma".


Pensó Jo Yeong con remordimiento mientras se paraba al lado del escritorio en donde estaba sentado Lee Gon.




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